miércoles, 12 de julio de 2017

El reloj

Esta majestuosa pieza, a pesar de su tamaño  se ha convertido con el correr de los años en el símbolo de la elegancia y la distinción masculina.


A pesar de que la función principal que cumple se ha intentado suplantar con la aparición de diferentes dispositivos móviles, nada iguala al placer de portar un reloj, y para los amantes de éstos, el hecho no pasa por saber la hora, sino por mirar su reloj.
Si bien es una pieza que se ha mantenido por años como indispensable en el armario de todo caballero, el mismo ha cambiado y se ha transformado, haciéndose más práctico y con más funciones.


Tiempo atrás, el reloj de un caballero estaba diseñado para ser llevado en el chaleco o en el pantalón, por medio de una cadena o cuerda, la cual se unía a los botones del chaleco, o a la cintura del pantalón y se depositaba en el bolsillo, sea del pantalón,o en la mayoría de los casos, en el bolsillo del chaleco.
Respecto de éste último, siempre fue una prenda fundamental del traje, a pesar de que en las últimas décadas la mayoría de los diseñadores han decidido abandonar ésta pieza y lanzar sus colecciones con trajes de dos piezas únicamente; definitivamente más emparentados con el estilo italiano, ya que aún hoy en día el estilo inglés se mantiene fiel a la concepción de que no existe traje completo sin sus tres piezas.
Si bien hoy en día el denominado reloj de bolsillo puede verse más como una antigüedad que como una pieza diaria, aún existe producción de los mismos por parte de las grandes marcas y todavía encontramos hombres que los saben llevar y lucir muy bien, demostrando una elegancia y un gusto clásico y exquisito.


Respecto de éste tipo de reloj, debemos recordar que el mismo se deberá de usar siempre en el bolsillo de la mano no hábil, ya que la regla dicta que un hombre debe de ser capaz de ver su reloj, sostenerlo en su mano y poder escribir o firmar en caso de que en su otra mano sostuviera una pluma o birome. De ésta manera una tarea no interrumpe la otra.

Con el paso de los años el reloj de bolsillo dio paso a los relojes de pulsera, los cuales hoy en día son el modelo por excelencia del vestir masculino. Éstos también han visto una evolución y podemos encontrar diferentes mecanismos y estilos a la hora de elegir.


Existen varios tipos de movimientos en lo que a relojes se refiere, el movimiento de cuarzo, el movimiento mecánico y el movimiento automático, cada uno con sus características diferentes.

Movimiento de cuarzo se le denomina a aquellos relojes que utilizan una batería como fuente de alimentación, hoy en día han llegado a convertirse en la movimiento más difundido y más vendido mundialmente. Tienen la capacidad de ser los más exactos en lo que a cronografos se refiere, además de significar un costo mucho menor para el fabricante, de ahí que la mayoría de relojes de gama media monten estos movimientos, con el único inconveniente, de tener que cambiar la batería cuando se requiera.


El movimiento mecánico, es aquel que requiere de un accionar diario para su funcionamiento, es decir, que requiere de cuerda para accionar sus mecanismos, teniendo en la mayoría de ellos una reserva de marcha de varias horas, pero si olvidamos el dar cuerda, su movimiento se detendrá indefectiblemente. Este tipo de movimiento se ha vuelto cada vez más escaso con el paso de los años, dando lugar al movimiento de cuarzo y al automático.


Y por último, el movimiento automático es aquel diseñado para funcionar por medio del movimiento externo, haciendo trabajar automáticamente su cuerda,y de ésta manera funcionando sin depender del accionar diario de su dueño, únicamente del movimiento de la muñeca del propietario. Gracias a esto, tienen la capacidad de mantener una estanqueidad mayor respecto de la humedad y el polvo, siendo más resistentes y duraderos, y siendo el movimiento por excelencia de las grandes casas relojeras de renombre mundial y los preferidos por coleccionistas y aquellos que buscan en un reloj una pieza con la cual identificarse y poder legar a generaciones futuras.


El movimiento de cada reloj se denomina calibre, y de ahí es que podemos encontrar en una misma marca diferentes calibres, que difieren en calidad, en precio y en complicaciones (o sea, funciones extras).


A la hora de elegir un reloj, un caballero debe de tomar en cuenta si éste será su única pieza,o si por el contrario, éste se sumará a otros para enriquecer una pequeña colección, ya que si deseamos adquirir un reloj como única pieza, lo aconsejable es que nos decantemos por aquellos modelos más clásicos y atemporales, los cuales podemos combinar fácilmente con la mayoría de nuestros conjuntos.

Si bien existe gran variedad de materiales, nada supera en elegancia a aquellas correas o mallas de cuero, las cuales a pesar de su fragilidad y mayor atención en el cuidado, son excelentes a la hora de combinar con nuestros zapatos y cinturón, y son éstos, los relojes formales por excelencia.


Hoy en día, las grandes casas relojeras ofrecen mayoritariamente en sus catálogos modelos con mallas de acero, los cuales a pesar de estar más emparentados con actividades al aire libre o deportivas, son una elección perfecta si lo que buscamos es resistencia y durabilidad. Claro está que podemos combinar de manera perfecta estos modelos con nuestros conjuntos, añadiendo así un toque fresco y moderno a nuestro estilo.


También podemos mencionar las correas de materiales como goma o silicona las cuales, a pesar de ser enteramente deportivas, son ideales y cómodas para climas y estaciones más cálidas y podemos combinarlas con nuestros conjuntos sin llegar a desentonar, y agregando un toque más osado a nuestro estilo.

Todo dependerá del gusto del caballero, pero éste debe de comprender que el reloj es una pieza fundamental en el vestuario y por lo tanto,  debe de llevarse en armonía con el resto del conjunto, con el fin de proyectar una imagen acorde y elegante.


Con una buena elección podremos adquirir una pieza que nos identifique por años, que sea el toque de distinción, llegando aún a ser un tesoro para futuras generaciones, si así lo deseamos. No en vano las grandes casas relojeras mantienen en sus catálogos modelos de 40 o 50 años atrás, ya que su vigencia sigue intacta como el primer día.



Por ésto es que se debe de considerar su elección con sabiduría, y a veces intentando ver más allá de lo que la luces de las modas pasajeras nos ofrecen, para hacer nuestra una pieza que podrá acompañarnos por años y ser una joya que defina al caballero de hoy.


Juan Andrés Olivera

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