Está claro que los zapatos por excelencia son Boxer y de color negro. Esta configuración de calzado siempre, en cualquier lugar, y cualquier circunstancia; tiene cabida sin desentonar.
Por eso encontrar zapatos marrones del tipo bóxer es menos común. Por lo general estos se adecuan más a la configuración Derby. Si a esto le sumamos que los zapatos marrones son menos formales que los negros, y que necesitan cierto esfuerzo para combinarlos adecuadamente: entonces estos que traemos en este artículo son realmente "particulares".
Y no nos referimos sólo a lo anterior: Es que su historia también es particular.
En el año 2007 estábamos en Buenos Aires de compras paseo y trabajo. Llegamos hasta la zapatería Batistela reconocida y frecuentada por los elegantes argentinos (y algún profano como nosotros), para comprar un par de zapatos que, según llevábamos en mente, fueran casuales un paso más allá de sólo informales. La idea era usarlos con pantalón beige y calcetines rojos en verano, o con vaqueros y medias de lana con rombos a dos ó tres colores en media-estación.
Pero la zapatería nos sorprendió y nos sacó inmediatamente de nuestra idea inicial, al ofrecernos estos zapatos que tienen un diseño híbrido entre Derby y Oxford. Con un exquisito color marrón que se deriva hacia el granate pero sin exagerar en el rojo; y que tienen puntera sobrepuesta (lo que los españoles llaman "antifaz") con picado semi-brogué que no cala totalmente hasta el interior del zapato como lo hacen los auténticos brogué.
En suma: unos zapatos raros, únicos, diferentes, de buen gusto, y con personalidad propia. Verlos y decidir comprarlos fue "todo-uno". Pero se presentó algo que si bien no era un problema, hizo más lenta la compra: resulta que nuestro número no es fácil de encontrar. Aunque yo mido 1.70 calzo los 38 de aquí y 39 de Europa.
Por supuesto que no los tenían y había que encargarlos, así que nos pusimos a conversar sobre esto y al decirle al dueño que teníamos tienda en España y que este modelo en particular se adaptaba bien a nuestros clientes; este hizo algo propio de todo elegante que no lo es sólo por la vestimenta sinó también por su gentileza: nos puso en contacto directo con el fabricante. Este, -que por razones de discreción y elegancia no diremos quien era-, nos propuso, ante la posibilidad de contar con un cliente en Europa (nuestra tienda), que nos haría un par a medida que a su vez serviría de muestra para decidir en España sobre algún posible pedido.
La oferta fue más llamativa aún, porque los productos de esta marca son RTW. Y aunque efectivamente en el taller nos tomaron la plantilla del pié, nos nos consta que hayan realizado una horma a propósito. Mas bien nos decantamos por pensar que adaptaron algunos de sus talles (más o menos en un proceso MTM) para atender nuestra necesidad.
Por eso es que a esta entrega la hemos titulado "semi bespoke". De cualquier manera: este se ha convertido en uno de los pares más entrañables que tenemos. Las oportunidades de usarlos son tan excasas como especiales. De hecho: a partir de su adquisición, compramos un traje en color claro casi té-con-leche muy liviano para verano, que nos ha acompañado en varias reuniones informales siempre antes de la noche. Y también un conjunto de pantalón marrón-claro (el de las fotos) en tejido de espiga y algo de peso en la tela para media estación; que los combinamos con un jersey rojo obscuro (parecido al tono de los zapatos) y siempre medias y camisa celeste para ocasiones muy casuales a cualquier hora del día. En algunas oportunidades por la noche, al salir de algún asado de camaradería, le aumentamos una campera corta de antílope marrón que complementa (según nuestro gusto), a la perfección.
Estos zapatos como hemos dicho, simulan brogué pero de manera muy fina. Su elaboración ha sido tan cuidada, que al principio del corte para las solapas de los ojalillos de los cordones (es decir: del lado de abajo), para que no haya deterioro con el uso, tienen una mini (pero muy mini) lengüeta que protege el corte -porque como nuestros lectores saben: los Oxford están abiertos en la misma pieza que forma el zapato y no tienen solapas externas como los más comunes del tipo Derby-. Esta mini-lengüeta la puede observar en el extremo de debajo de los cordones si el lector pone atención, en las fotografías que acompañan esta entrega.
Gracias a su excelente manufactura cuentan con cambrillón que en la fotografía inferior -de la no menos excelente suela-, hemos buscado que el reflejo de la luz, lo ponga en evidencia notándose perfectamente el perfil del mismo.
Otro detalle del que estamos encantados, es la calidad del cuero empleado. Esta es fácilmente comprobable con un detalle que también hacemos ver en otra de las fotografías: Como corresponde a zapatos de esta calidad, el cuero no se marca cuartea ni forma arrugas con el uso. Se puede apreciar perfectamente la ductilidad del zapato que está apoyado sobre la delantera mientras el que está plano no muestra ninguna marca, a pesar del uso que aunque también es cierto que como hemos dicho: no ha sido mucho, pero sí suficiente para que otros de menor calidad, lo acusaran. Incluso la suela, que hemos lustrado para esta ocasión, ha vuelto a lucir casi como nueva.
Sólo nos queda resaltar la indescriptible (con palabras) comodidad y confort que llega casi a la de unas zapatillas de tela a pesar del perfil y aspecto fuerte que tienen. Ya llevan nueve años con nosotros y estamos seguros que sólo son el principio de lo que nos van a acompañar.
Gracias por leer y hasta la próxima
Para EL CABALLERO HOY
Pedro A Suárez (texto)
Anymarsan y Aurelio (fotos)
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