viernes, 11 de noviembre de 2016

Las Camisas, colores básicos en un armario elegante

Considerando algunas de las preguntas que a diario recibimos, deseo compartir en esta oportunidad, algunas líneas referentes a aquellos tonos de camisas que son ideales para el armario de un caballero.
Si bien podemos considerar estilos o estilismos diferentes, la elegancia radica en saber llevar las prendas y los colores acorde a las circunstancias en las que estaremos, y es por esto que se hace imperioso conocer que camisa es ideal para lucir de manera impecable.
No está  de más reafirmar que la camisa blanca lisa sigue ocupando el primer lugar en cuanto a elegancia. Un vestigio de siglos pasados en los cuáles llevar una camisa blanca era símbolo de un status privilegiado, dada la complejidad para mantener esa prenda impoluta en las circunstancias en que vivían.
Un tono limpio, claro, sencillo, ideal para combinar con el conjunto que elijamos y con la gran virtud de poder resaltar, como un fondo ideal, la corbata, moño (pajarita) u otro complemento que hayamos escogido.
Son camisas que podremos vestir a cualquier hora del día y las que elegiremos para los eventos más elegantes e importantes, cuando la ocasión lo requiera.
Otro de los tonos ideales para conseguir un vestuario elegante es el celeste, o azul claro. Es un color que puede brindarnos una amplitud de opciones a la hora de combinar corbatas y demás.
En este color tenemos variados tonos, algunos más claros acercándose al blanco, y otros más oscuros sin llegar al azul, lo cual nos brinda la posibilidad de elegir entre diversas opciones.
En tercer lugar podemos ubicar a aquellas camisas de color rosado, o rosa, y aquellas en violeta o lavanda, siempre refiriéndonos a tonos claros, los cuales pueden brindarnos un toque fresco a nuestro conjunto, y son perfectas para dejar de lado el blanco y el celeste y buscar un toque especial, una dosis de color a nuestro look.
Existen otros tonos que podríamos agregar a la lista de colores, y me gustaria saber cuáles son tus favoritos (puedes comentar y dejarnos tu opinión), pero algo es claro, comenzando con éstos,  es imposible fallar!
Si bien las camisas lisas serán siempre la opción más elegante, tenemos una gran variedad de diseños en camisas rayadas y a cuadros que pueden ser perfectas para eventos durante el día, o bien, para lucir en nuestro trabajo o empleo y que nos darán una gama de combinaciones espectaculares.
Lo recomendable será buscar aquellos tonos y diseños más sobrios, evitando colores fuertes o diseños muy marcados o llamativos, los cuáles limitan considerablemente el uso de corbata y están pensados en exclusiva para un uso informal o casual.
Con estos colores en nuestro armario tendremos la posibilidad de combinar de manera impecable el resto de nuestras prendas y complementos, buscando siempre una imagen que pueda manifestar nuestras virtudes como verdaderos caballeros.

viernes, 28 de octubre de 2016

El saco sport (blazer o americana)

Hace algunos días recibimos una consulta respecto de los sacos sport o americanas y en esta oportunidad deseo compartir algunas ideas respecto de esta prenda, la cual se ha convertido en sinónimo de elegancia en el mundo del vestir masculino.
Cuando nos referimos al saco sport o americana debemos diferenciarlo de aquellos sacos o blazers que componen un traje o ambo, es decir, la parte superior de nuestro traje formal. En pocas palabras y a grandes rasgos podríamos decir que un traje o ambo es un conjunto de dos o tres piezas las cuales han sido confeccionadas con la misma tela.
El traje como vestimenta formal está confeccionado con materiales que hacen de éste una prenda muy particular, con un toque de formalidad que impide que podamos vestir sus piezas de manera separada e independiente sin que ésto sea evidente.
Es decir que cuando deseamos combinar un conjunto de manera más informal o casual, no es conveniente recurrir al saco que compone nuestro traje, es aquí que entra en juego nuestra americana o blazer.
Ésta, es una prenda indispensable en el armario de un caballero, con una versatilidad insuperable, ideal para completar diversos conjuntos y estilos, ya que aporta una gran cuota de elegancia y nos permite combinar diferentes prendas de manera de poder lucirlas en diversas circunstancias.
Siendo confeccionados de manera más desestructurada que el clásico saco de un traje  y con texturas muy variadas, como el algodón, la lana, la pana o el tweed, por mencionar algunas, nos permite seleccionar aquellos modelos y composiciones que se adapten al clima y las circunstancias en las que nos moveremos.
Si estamos buscando un look menos formal, ésta prenda es ideal para combinarla con pantalones gabardina o pantalones de vestir. También podríamos lograr un conjunto más casual al vestir unos jeans. La clave está  en que logremos un contraste entre la prenda superior y la inferior, buscando un equilibrio en los tonos que elegiremos. ¿Y por qué buscar el contraste en las prendas? Es una sabia medida para no dar la impresión de que "quería usar un traje pero no tengo uno"
Aquellos tonos del azul, el gris o del beige son ideales para un saco o americana sport que puede ser prenda base de nuestro armario,  logrando con ésta diferentes combinaciones a medida que vamos alternando tonos en nuestra camisa y pantalones.
También podemos realzar nuestro conjunto con un pañuelo de bolsillo,  complemento al cual hemos dedicado un artículo entero  (VER POST EL PAÑUELO DE BOLSILLO)

jueves, 23 de junio de 2016

Botas Hunter de Escocia

En cualquier anuncio o película que uno ve en las islas británicas son infaltables los “campesinos”, los cazadores, y hasta los habitantes de la ciudad; que vestidos con su ropa Barbour y sus botas HUNTER, asisten a los partidos de rugby o al hipódromo y hasta  pasean tranquilamente por la lluvia y la humedad que son omnipresentes en esos lares.



Para empezar digamos que este calzado aparentemente rústico de color verde petróleo, no es de plástico ni de goma ni de caucho como las botas que se compran en plaza. Son de auténtico Látex natural. –El mismo que se usa en guantes y otros elementos quirúrgicos-. 

Ese material les proporciona una ductilidad y comodidad que son desconocidas en esas otras que se consiguen fácilmente. El tobillo dobla sin oponer resistencia tanto hacia afuera como hacia adentro, para adelante o para atrás.



El interior está forrado con una membrana corrida de material sintético tratado con proceso “sanitized” que es el mismo que tienen los colchones buenos y algunos otros productos como los dólares, -que como sabemos están hechos de tela y no de papel, y este proceso los libera “para siempre” de ácaros gérmenes patógenos virus y bacterias-.  

Ese forro también es de tacto liso. O sea: no produce raspaduras ampollas ni se va gastando con el sucesivo uso. Las nuestras ya tienen  más de diez años y mucho (muchísimo) uso que se les nota inmediatamente, pero están sanas como el primer día a pesar de habernos acompañado en innumerables salidas en varios terrenos diferentes de más de un contienente. La única precaución es lavarlas después del uso, y embadurnarlas con un poco de cera para guardarlas, además de tener paciencia porque con los años, les van apareciendo manchas blanquecinas que la fábrica ya avisa que son propias del material. En el Reino Unido estas manchas están bien vistas porque son como el buen vino, y quien así las usa muestra que ya las tiene de antes y no las compró para que se las vean. (¡¡Si fuera por eso. . . las mías ya serían de la alta aristocracia!!).   

La suela es antideslizante y como originalmente este calzado está destinado al uso outdoor, tiene “tacos” que le proporcionan agarre en terrenos difíciles de gramilla húmeda o arena suelta y similares superficies de poca consistencia o retención. Prácticamente se puede decir que el único enemigo que tienen es la montaña de piedra (donde no se deben usar nunca).



Aunque parecen rústicas, la verdad es que están muy bien diseñadas con buena cantidad de ingeniería. Por ejemplo: el borde superior de la caña tiene una pinza con lengüeta interior enteriza que impide el ingreso de agua y que además, sirve par ajustar la bocamanga de la caña al perímetro de nuestra pantorrilla y así evitar que  hojas pasto insectos o cualquier otro elemento no deseado, se meta al interior sin nuestro consentimiento y permiso. También tienen taco, (al contrario que muchas otras que son de suela corrida), lo cual les aporta comfort y descanso evitando el dolor de pantorrillas al caminar durante largo tiempo.

Yo las uso siempre a la vista, -no me las pongo por debajo de los pantalones-, ya que así respeto lo que es su intención original. Me gusta especialmente llevarlas al estilo austriaco, es decir: con pantalones cortos que no lleguen a cubrirlas –de hecho, les he cortado unos pantalones de pana otro de lino (el de las fotos)  y otro impermeable, para usarlos con ellas-; aunque también las calzo con bombachas criollas cuando voy al campo de paseo o tenida con amigos. Pero reconozco que soy un poco ortodoxo, porque su confección pegada a la pierna, su bocamanga regulable y su gran comodidad, además de su zapato que no desentona: permite usarlas por debajo perfectamente. 
 

Las compré hace una década en Edimburgo en ocasión de un viaje de trabajo; en ese momento no se podían encontrar en Uruguay (al contrario que ahora que ofrecen importarlas a pedido tanto las falsas como las auténticas ¡ojo con eso!- y como decía: bien valió la pena reservarles el enorme espacio que se necesita para guardar un par de ellas en la valija o maleta y traerlas directamente entre el equipaje. Aquellos lectores que  estén interesados, pueden visitar la página oficial de la marca que es www.hunterboots.com


Muchas gracias por leer y hasta la próxima
Para EL CABALLERO HOY
Pedro A Suárez (texto)
Anymarsan y Aurelio (fotos) 



      

jueves, 26 de mayo de 2016

Top Coat (MTM) informal


 Hace mucho que tenía la idea de un TopCoat para uso informal e incluso casual.

Así que hace unas temporadas aprovechando un viaje, fui a visitar al amigo Eufrasio en la provincia de Toledo, y le encargué la reforma MTM (Make To Mesure) de un abrigo.

Aclaro que no era un auténtico proceso MTM pero se hizo a partir de un abrigo que ya existía; así que teniendo en cuenta que se deshizo y se volvió a confeccionar con mis medidas, creo que es adecuado definirlo así.

Tenía claras algunas características que iba a exigir.

Primero, lo quería obscuro. Tenía que poder ser usado con casi cualquier combinación. Así que elegí uno de marrón muy apagado porque me permite mucha libertad a la hora de elegir colores y telas.  

No lo iba a usar para cubrir el traje; por ese motivo, también quería que el corte se pareciera más a un saco que a un sobretodo.

Y para combinar con todo lo anterior, prefería que el largo fuera de top-coat (como un abrigo tres/cuartos) y no en configuración de full-coat (sobretodo largo) para que resultara más casual.

Por último: lo imaginaba de corte entallado y no amplio, porque como dije: pensaba usarlo sin saco por debajo. Por eso mismo: no quería mangas ranglan.

Eufrasio me propuso ajustar un abrigo de tela impermeable. En un color que se adecuaba mucho a lo que había imaginado. Yo tenía en mente uno de cuatro botones, pero el propuesto por Eufrasio es de tres. No obstante, resultó perfecto una vez que comencé a usarlo.

Para cumplir con la solicitud anterior, las mangas se ajustaron para que su largo fuera igual a las de un saco, es decir: justo por encima del final de la manga de la camisa. En los sobretodos esto no es así, ya que lo suyo es que cubran el puño de todas las prendas interiores y así cubrir y abrigar mejor.  

El resultado final, de cuerpo entallado, color obscuro, y un largo total que resulta muy contenido: estiliza la figura tal como había buscado desde el principio.



Lo uso muchas veces con el cuello subido. Sobre todo  cuando lo hago con vaqueros y jersey o pullover.  Pero mi preferencia absoluta es usarlo directamente encima de un chaleco de vestir -no confundir con los chalecos de traje-.

Para esas ocasiones le he proporcionado dos bufandas que combinan perfectamente. Una es gris obscura de cashmere y la otra beige con rayas rojas y marrones que hacen pequeños cuadros cuando se entrecruzan entre ellas.

Otra ventaja de este top-coat, es que me da oportunidades perfectas para usar mis guantes tanto negros como marrones.



Cuando lo llevo con vaqueros, lo complemento con zapatos marrones de cordón, o unos monkstrap de color granate y calcetines o medias rojas tirando a burdeos. Es también cuando le combino la bufanda beige y si llevo guantes son los marrones.

Pero cuando llevo chaleco, siempre hago conjunto con pantalones de tergal o franela gris ó más obscuros. En ese caso siempre lo hago con la bufanda  obscura de cashmere y zapatos negros con medias también obscuras y es cuando los guantes negros aprovechan para salir a pasear.  

En las fotos se aprecia mejor todo lo dicho.

Gracias por leer y hasta la próxima.
Para EL CABALLERO HOY
Texto: Pedro A Suárez

Fotos: Anymarsan.

lunes, 16 de mayo de 2016

El Chaleco

El chaleco originalmente era la primera prenda exterior. -Ya que la camisa era considerada prenda interior como la camiseta-.

Aquellos chalecos eran de tela fina y tenían mangas. Además eran largos como una camisa actual. Tenían una utilidad que hoy nos cuesta entender pero que vamos a tratar de exponer.

La gente del pueblo, como artesanos y dependientes de negocio, tenían un solo traje que usaban para todo. No solo para ir y venir a su casa: también trabajaban con ese único.

Cuando empezaban a trabajar se remangaban la camisa hasta más arriba de los codos, y ya está. Cumplían su tarea. Se ensuciaban y manchaban las manos los brazos . . . y la camisa. De hecho: la camisa era la única prenda que se cambiaban cada dos o tres días. El traje era siempre el mismo.

En esas condiciones para poder preservar el saco o chaqueta, necesitaban algo que se interpusiera entre la sucia camisa interior y la prenda exterior. ¡ese era el chaleco!

Se entiende mejor si uno piensa como si el forro del saco estuviera suelto (no cosido), y se pudiera cambiar libremente.


 Más tarde el chaleco fue evolucionando. Primero se acortó. Luego perdió las mangas y llegó hasta nuestros días como forma de estilizar la figura y permitir llevar el saco abierto (esto es preceptivo cuando uno porta chaleco actualmente). Fué cuando el reloj de bolsillo pasó a tener cadena (que antes no llevaba) y lucir a la vista ya que la prenda que estamos aludiendo adquirió bolsillos que antes tampoco tenía.



Lo más común, -y que automáticamente nos viene la mente-, es un chaleco confeccionado con la parte delantera misma tela del traje, y la parte posterior de raso o tela de forro; pero la evolución siguió avanzando y hoy se pueden ver algunos que se combinan con trajes de color diferente al del propio chaleco. Ya en la época en que las levitas eran de uso normal y cotidiano para la noche tanto salir como cenar en casa, se podían ver a los más transgresores con levitas siempre obscuras y chalecos blancos o muy claros.

Como reminiscencia de aquellos primeros que estaban hechos totalmente en tela de forro, hoy conservan la pieza de tela posterior confeccionada casi siempre en esa tela ó satén. Esta es la razón por la que un caballero en una situación formal, nunca se debe quitar el saco y por tanto: la espalda del chaleco nunca quedará expuesta. Pero esta pieza de la espalda cumple otra función importante:

Tiene un tirador atravesado con hebilla de ajuste (y modernamente algunas veces con elástico), que permite entallarlo con el fin de estilizar la figura y ajustar el frente para que luzca verdaderamente agradable y pegado al cuerpo.

Hasta ahora nos hemos referido a los chalecos de traje. Pero hay dos tipos: los de traje y los de vestir.

Los de vestir tienen ambas piezas (delantera y trasera): de la misma tela. Lo cual los ha vuelto a transformar convirtiéndolos (casi), en un saco sin mangas.  Y obviamente, como se desprende esto: están destinados a ser usados sin otra prenda exterior.  



En las fotografías se ilustra mejor lo dicho, y en otras oportunidades hablaremos de cada uno por separado.

Muchas gracias por leer y hasta la próxima
Para EL CABALLERO HOY
Pedro A Suárez (textos)

Anymarsan (fotos) 

viernes, 6 de mayo de 2016

Zapatos Boxer color marrón "semi bespoke"


Está claro que los zapatos por excelencia son Boxer y de color negro. Esta configuración de calzado siempre, en cualquier lugar, y cualquier circunstancia; tiene cabida sin desentonar.

Por eso encontrar zapatos marrones del tipo bóxer es menos común. Por lo general estos se adecuan más a la configuración Derby. Si a esto le sumamos que los zapatos marrones son menos formales que los negros, y que necesitan cierto esfuerzo para combinarlos adecuadamente: entonces estos que traemos en este artículo son realmente "particulares".

 Y no nos referimos sólo a lo anterior: Es que su historia también es particular.

En el año 2007 estábamos en Buenos Aires de compras paseo y trabajo. Llegamos hasta la zapatería Batistela reconocida y frecuentada por los elegantes argentinos (y algún profano como nosotros), para comprar un par de zapatos que, según llevábamos en mente, fueran casuales un paso más allá de sólo informales. La idea era usarlos con pantalón beige y calcetines rojos en verano, o con vaqueros y medias de lana con rombos a dos ó tres colores en media-estación.

Pero la zapatería nos sorprendió y nos sacó inmediatamente de nuestra idea inicial,  al ofrecernos estos zapatos que tienen un diseño híbrido entre Derby y Oxford. Con un exquisito color marrón que se deriva hacia el granate pero sin exagerar en el rojo; y que tienen puntera sobrepuesta (lo que los españoles llaman "antifaz") con picado semi-brogué  que no cala totalmente hasta el interior del zapato como lo hacen los auténticos brogué.


 En suma: unos zapatos raros, únicos, diferentes, de buen gusto, y con personalidad propia. Verlos y decidir comprarlos fue "todo-uno". Pero se presentó algo que si bien no era un problema, hizo más lenta la compra: resulta que nuestro número no es fácil de encontrar. Aunque yo mido 1.70 calzo los 38 de aquí y 39 de Europa.

Por supuesto que no los tenían y había que encargarlos, así que nos pusimos a conversar sobre esto y al decirle al dueño que teníamos tienda en España y que este modelo en particular se adaptaba bien a nuestros clientes; este hizo algo propio de todo elegante que no lo es sólo por la vestimenta sinó también por su gentileza: nos puso en contacto directo con el fabricante. Este, -que por razones de discreción y elegancia no diremos quien era-, nos propuso, ante la posibilidad de contar con un cliente en Europa (nuestra tienda), que nos haría un par a medida que a su vez serviría de muestra para decidir en España sobre algún posible pedido.

La oferta fue más llamativa aún, porque los productos de esta marca son RTW. Y aunque efectivamente en el taller nos tomaron la plantilla del pié, nos nos consta que hayan realizado una horma a propósito. Mas bien nos decantamos por pensar que adaptaron algunos de sus talles (más o menos en un proceso MTM) para atender  nuestra necesidad.

Por eso es que a esta entrega la hemos titulado "semi bespoke". De cualquier manera: este se ha convertido en uno de los pares más entrañables que tenemos. Las oportunidades de usarlos son tan excasas como especiales. De hecho: a partir de su adquisición, compramos un traje en color claro casi té-con-leche muy liviano para verano, que nos ha acompañado en varias reuniones informales siempre antes de la noche. Y también un conjunto de pantalón marrón-claro (el de las fotos) en tejido de espiga y algo de peso en la tela para media estación;  que los combinamos con un jersey rojo obscuro (parecido al tono de los zapatos) y siempre medias y camisa celeste para  ocasiones muy casuales a cualquier hora del día. En algunas oportunidades por la noche, al salir de algún asado de camaradería, le aumentamos una campera corta de antílope marrón que complementa (según nuestro gusto), a la perfección.  


Estos zapatos como hemos dicho, simulan brogué pero de manera muy fina. Su elaboración ha sido tan cuidada, que al principio del corte para las solapas de los ojalillos de los cordones (es decir: del lado de abajo), para que no haya deterioro con el uso, tienen una mini (pero muy mini) lengüeta que protege el corte -porque como nuestros lectores saben: los Oxford están abiertos en la misma pieza que forma el zapato y no tienen solapas externas como los más comunes del tipo Derby-. Esta mini-lengüeta la puede observar en el extremo de debajo de los cordones si el lector pone atención, en las fotografías que acompañan esta entrega.  

Gracias a su excelente manufactura cuentan con cambrillón que en la fotografía inferior -de la no menos excelente suela-, hemos buscado que el reflejo de la luz, lo ponga en evidencia notándose perfectamente el perfil del mismo.


 Otro detalle del que estamos encantados, es la calidad del cuero empleado. Esta es fácilmente comprobable con un detalle que también hacemos ver en otra de las fotografías: Como corresponde a zapatos de esta calidad, el cuero no se marca cuartea ni forma arrugas con el uso. Se puede apreciar perfectamente la ductilidad del zapato que está apoyado sobre la delantera mientras el que está plano no muestra ninguna marca, a pesar del uso que aunque también es cierto que como hemos dicho: no ha sido mucho, pero sí suficiente para que otros de menor calidad, lo  acusaran. Incluso la suela, que hemos lustrado para esta ocasión, ha vuelto a lucir casi como nueva.  

Sólo nos queda resaltar la indescriptible (con palabras) comodidad y confort que llega casi a la de unas zapatillas de tela a pesar del perfil y aspecto fuerte que tienen. Ya llevan nueve años con nosotros y estamos seguros que sólo son el principio de lo que nos van a acompañar.


Gracias por leer y hasta la próxima
Para EL CABALLERO HOY
Pedro A Suárez (texto)

Anymarsan y Aurelio (fotos)               

jueves, 28 de abril de 2016

El estilo

El estilo es personal. Profundamente personal.

Así, mientras la elegancia es atemporal etérea y unánime para todos, el estilo es bien definido y pertenece a cada uno.

Dentro de las normas y cánones de elegancia, queda margen para que cada cual  encuentre la forma de interpretación de esos códigos.

Experimentar paulatinamente con un ligero cambio en los colores del pañuelo, unos calcetines ó medias con motivos atrevidos, y el uso audaz de complementos y accesorios, sirven para, poco a poco, ir definiendo el estilo de cada uno.


De esta forma, y bajo ciertas circunstancias, se puede transguedir lo convencional, y aún así, resultar elegante y agradable.

Hace mucho tiempo que descubrí que cortando la solapa del cuello de mis camisas de verano y dejando sólo el pié -simulando el cuello mandarín chino, (más conocido como "cuello mao")-, me quedan bien, me gustan, y son aceptadas con comentarios favorables por los demás.  Hoy: estas camisas son parte de mi imagen y estilo de verano tan aceptado por mis amigos, que estoy seguro que si dejara de usarlas más de uno inquiriría al respecto.


 Otra cosa que hago habitualmente, es usar el cuello del abrigo levantado -incluso a veces también el de la camisa-, cuando visto en invierno mi top-coat  directamente sobre un jersey, sobre un pullover ó -la combinación que mas me gusta-, sobre un chaleco de vestir (no uno de traje) acompañado de vaqueros.  Pero eso sí: nunca lo hago con mi over-coat o mi Loden austriaco.  En este caso siempre prefiero la bufanda porque si nó, ya me parece transgredir en demasía.  

Hace  cinco años, buscando una alternativa a los mocasines, como zapato informal de verano, en una zapatería de La Mancha en España, dí con unos Penny de tipo noruego en color cognac. La particularidad de estos (en concreto) es que tienen presillas en las orejas de la pala en lugar de tener ojales para los cordones, así que se me ocurrió cruzarlos de arriba abajo y atarlos al final en la parte inferior. A todo el mundo le gustó y son varios los amigos que en Punta del Este  me han copiado.

Los accesorios son el verdadero aliado del estilo personal. Unos preferirán los relojes de bolsillo; otros los de pulsera. Algunos usan anillo tipo sello y hay quienes se sienten representados (nuestro caso), con un chevallier. El tamaño forma y diseño de los lentes ó gafas de sol serán otra de las pequeñas diferencias que hacen a cada uno. La forma de combinar sus corbatas, en algunos casos la sustitución de estas por un pañuelo, la elección entre gemelos o cubre-botones; la billetera el llavero y los elementos de escritura que uno porta; son siempre elementos representativos del estilo.


 El estilo siempre es elegante y de buen gusto. Lo rocambolesco no es estilo, es sofisticación superflua.

El verdadero caballero encuentra su estilo a través de la práctica permanente de pequeñas transgresiones. De ofrecer una imagen diferente. De adoptar un estado de ánimo positivo y cómodo. Cuando lo encuentra, se gusta sí mismo y a los demás les gusta lo que transmite. Y lo mejor es que  cada vez que lo logra, consigue rescatar la predisposición ajena.


 Gracias por leer y hasta la próxima
Para EL CABALLERO HOY
Texto: Pedro A Suárez
Fotos: ANYMARSAN 

jueves, 21 de abril de 2016

ZAPATOS Derby NEGROS (RTW)

Lamentablemente me doy cuenta de que el tiempo (y la vida) pasa,  cuando escribo un artículo porque siempre tengo que decir "hace unos años..." Bueno: esta vez no es la excepción.

Había entablado una buena amistad con el embajador de Polonia y este me invitó a la inauguración de una exposición de pintura de un joven polaco que estaba irrumpiendo en la escena artística haciéndose notar.

A las 5 de la tarde con un vino y unos entremeses, estaba prevista la reunión informal en el enorme hall de entrada de un gran cine, que ya no existe, en Montevideo.

Era invierno y me decanté por saco azul con pantalón gris de franela sabiendo que esa combinación no falla. Pero si lo complementaba con zapatos marrones sería exceso de informalidad y si llevaba unos Oxford negros se desvirtuaría la imagen que tenía diseñada. Pero afortunadamente había hecho una compra un poco rara un par de meses antes, en España.


Como mi número no es fácil de encontrar, tenía (y tengo) localizadas algunas zapaterías que, sabiéndolo, solían ofrecerme oportunidades para mi necesidad y hacia una de ellas me fui a hurgar.

Pregunté por alguna novedad de mi tamaño y la dueña me sacó estos que vienen a cuento de esta entrega.

Para mi gusto, que no es escandaloso, la abundancia de brogué y picado, además de la particularidad de estar hechos con dos cueros de diferente terminación y aspecto; me inclinaros a rechazarlos en primera instancia. Pero la zapatera insistió y acepté ponérmelos.

El caso es que para mi sorpresa, lo exultante de su cuero con charol en las superficies lisas, más el fuerte contraste con el picado de las otras y esto a pesar de ser todo el mismo tono de negro;  llamaban inmediata y fuertemente la atención (cosa que no es mi estilo), pero sin desagradar. Ello sucedía con una cierta elegancia combinada con un  estilo muy peculiar, casi como ir con zapatos de golf o unas Balmoral en dos tonos. Pero no era para nada desagradable. La dueña me dijo que me proporcionaban un aire de revoltoso-con-elegancia. -Debo decir que todavía no decido si los compré porque me llamaron la atención, ó porque aquella señora sabía vender y me sedujo con el halago-.

Para colmo de peculiaridad, tenían un semi-brogué que luego me complicó (hasta ahora) porque no cala hasta el interior y los pequeños pocillos que se forman en cada perforación me resultan difíciles de limpiar.  (A simple vista es difícil de ver pero en las fotos se aprecia claramente gracias al disparo del flash).


Creo que en todo este tiempo no me los he puesto más de seis veces porque es poco frecuente para mi: tener oportunidades donde ellos puedan cumplir con su papel.  

Tengo que decir que el cuero es de tan buena calidad, que a pesar de haberlos usado todavía no tienen la más mínima marca señal ó arruga. Como sólo han pisado alfombras y algún piso de parquét u otra superficie pulida (yo sería incapaz de llevarlos a un party al aire libre o pisar un césped , donde serían tan discretos como un carbón en un balde de diamantes), la suela está como nueva y se aprecia perfectamente que están cosidos a mano.


No dudo que debido a las pocas oportunidades de usarlos que tengo, y la calidad de que hacen gala: me acompañarán el resto de mis días. Eso sí: tienen una paciencia infinita para esperar que los saque a pasear cuando surge alguna de esas raras veces. -Ahora mismo estoy pensando en ir un día al hipódromo para darles una vuelta-.

Gracias por leer y hasta la próxima
Para EL CABALLERO HOY
Pedro A suarez (texto)
Aurelio (fotografías)

jueves, 14 de abril de 2016

La Elegancia


La elegancia es una actitud. Es un  estado de conciencia. Es una forma de vivir. No se puede comprar ni vender.

Ser elegante es transmitir a los demás los sentimientos y la forma en que se vive.  

No se puede simular utilizando prendas de moda pasajera, ni con colores llamativos, ni con accesorios estridentes. -Es más: cualquier intento material de "ponerse" la elegancia, termina siempre en un evidente aspecto de artificialidad forzada, y con el más  chocante relumbrón-. 


Ya se ha dicho por parte de Juan Andrés Olivera, que: "Existe un poderoso componente psicológico en el hecho de estar elegantes" y también ha resaltado que: "la elegancia indica y demuestra el respeto por las circunstancias, los ambientes, y las personas que nos rodean".

Obviamente, en sus palabras queda implícito que ese mensaje subliminal es comprendido por los demás a través de la estética y de un lenguaje corporal que no está escrito, ni tiene léxico, pero que es inherente a todos de forma natural.


 El hombre elegante, es discreto. No reclama la atención de los demás -la genera espontáneamente-. También es respetuoso -su elegancia no es provocadora ni avasalla a otros-. Transmite siempre un estado de ánimo calmo asertivo y colaborador. Sabe estar a través de una actitud que valora y aprecia (apreciar de agregar valor) a sus interlocutores. La presencia del hombre elegante, lejos de levantar envidias o resquemores, despierta una sana admiración y deseos propios de superación.

Estos mensajes son tan tenues y exquisitos, que para los no-elegantes es fácil caer en la cursilería y el snobismo cuando de forma chabacana emulan al elegante.


 Es cierto que la elegancia clásica tiene unas normas bien definidas y a veces estrictas; pero no son más que convenciones sociales de convivencia armónica necesarias para poder definir algún tipo de "código". Por ejemplo: nadie iría a una boda vistiendo un traje de baño; pero igual de violento sería ir a la playa vistiendo el mejor traje, porque pone incómodos a los bañistas al cuestionar, -por el solo hecho de presentarse así-,  la armonía del momento, el estado de ánimo general,  y las costumbres asumidas.
  
Pero más allá de las normas, el verdadero elegante tiene sus propios parámetros y se otorga cierto margen de tolerancia que define el estilo personal en todo momento y circunstancias.


 En suma: el caballero elegante no lo es (sólo) exteriormente. Previamente  a esa  imagen que transmite, sabe ser elegante intelectualmente; en sus sentimientos; en el respeto por los demás; y sobre todo: en su actitud ante la vida.

Gracias por leer y hasta la próxima.
Para EL CABALLERO HOY
Texto: Pedro A Suárez

Fotos: Anymarsan

lunes, 11 de abril de 2016

Una bienvenida especial

Iniciando una nueva temporada de artículos y manteniendo el deseo de que juntos podamos seguir compartiendo por medio de esta plataforma, aquellos conocimientos que hacen de la elegancia un arte a dominar y un arte para disfrutar, es que quiero dar una bienvenida muy especial a un nuevo integrante de la familia de El Caballero Hoy.


Pedro A, Suárez es un apasionado de la elegancia, el estilo y la fotografía y desde esta semana estará con nosotros compartiendo de su visión, de su experiencia y dándole un toque muy personal  a sus artículos.
Caballeros, que disfruten esta nueva etapa

                                                         Juan Andrés Olivera